Necesita comprar algo. Busca en Google tiendas que vendan ese producto en su ciudad. Ve varias. Elije una. Va. Le pregunta a un empleado. Le acompaña hacia la estantería donde está el producto…. Vaya.. Se les ha agotado.
El empleado le dice que pueden tenerlo en 48 horas. Es más que incluso pueden gestionarlo para que le llegue en 24 horas a su hogar.
Tú se lo agradeces, pero le comentas que lo necesitas ya. Ahora.
El empleado te dice que lo entiende. Entonces te dice que le acompañes. Le sigues. Va a su ordenador, se pone a mirar algo. Entonces agarra el teléfono y llama. Pregunta por el producto en concreto. Sonríe, y comenta: “Vamos ahora, por favor, guárdenlo durante la próxima hora, no vaya a ser que se agote”. Cuelga.
Me dice la dirección, y me comenta que ahí lo tienen.
Ha llamado a su competencia.
El empleado tenía dos opciones: decirle que no lo tenían, y dejarle marchar, o ayudarle, incluso aunque eso pasara por generarle un beneficio a su competidor.
¿A dónde iría usted a comprar la próxima vez que volviera a necesitar ese producto?
Laureano Turienzo 2023©
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