La causa fundamental de muchas empresas del retail les esté yendo mal, en muchos casos no tiene que ver con que no se esté invirtiendo. Invierten en el santo grial de la omnicanalidad, las consultoras hacen su trabajo y las digitalizan, pero los resultados no llegan: los consumidores prefieren a otros.
La razón es que las organizaciones sobre las que están vertebradas estás empresas, simplemente ya no se ajusta a la realidad. Las tiendas se nutren de espejos digitales, crean app del siglo XXII, cambian los formatos de tiendas, llenan de «experiencias phygitales» sus pasillos… Son militantes de la omnicanalidad, pero no termina de funcionar. No funciona porque han hecho una transformación tecnológica, y mientras, la estructura, los organigramas, las visiones fundadoras de los negocios, las competencias, los departamentos siguen a una velocidad de cambio infinitamente lenta. La transformación digital de una empresa, no puede ir antes que la transformación humana, conceptual y mental de las empresas. Lo segundo debe ser los primero. El retail es un negocio de personas que atienden a personas, y seguirá siendo mayormente así. Y en un negocio basado en la interacción humana : el gran trabajo es la transformación humana, empezando por arriba. El miedo, la burocracia, la pereza, y la arrogancia son los jinetes del apocalipsis del retail
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