Están los tecnócratas, los analistas, y están los consumidores. Los dos primeros han coincidido en que el nuevo concepto de supermercado Amazon Fresh es el “supermercado del futuro”, el otro tiene dudas
Amazon Fresh es un supermercado con sus cajas de pago tradicionales, sus estanterías normales, su carnecería y pescadería normales, sus 2×1, sus exhibiciones de papel higiénico en forma de murralla, sus tomates de California y sus peras de México, su olor a pan recién hecho en la sección de panadería, sus 10 marcas de crema de cacahuete, su gente gorda paseando por los pasillos, y su gente no tan gorda, sus bolsas de papel, sus pasillos de productos congelados donde te congelas a pasar, sus latas de frijoles y sus expositores de condones. Por tener,tiene hasta sus colas de clientes esperando a pagar en las cajas de pago normales. Y creánme tiene carritos de compra normales, ya sabe de esos que usted ve en su supermercado normal. Muchos, muchos carritos.
Pero , amigo, amiga, tiene media docena de «carritos inteligente», que puede hacer que no tengas que pasar para pagar por la decena de líneas de cajas normales que tiene este supermercado anormal y por tanto del futuro. Carrito basado en la tecnología patentada de Amazon utilizada en las Amazon Go (ya saben, esas tiendas que en 3 años han abierto 20 cuando iban a tener 3.000 en 2021 , según los que saben de esto, porque sucede que eso de invertir más de un millón de dólares en tiendas de barrio que venden sadwiches de pollo y cocacolas, como que no es rentable). Carrito ultra futuro que cuesta un ojo de la cara y cuya tecnología que Amazon con este showroom y los aullidos de extasis de los analistas y tecnócratas, y del que hablan todos los períodicos del mundo, venderá a sus competidores.
Primero la tienda del futuro fue Amazon Go, ahora la metáfora de la tienda del futuro es una enanización de Amazon go reencarnada en carrito de compra. Carrito de compra que con todo el Show de pirotecnia tecnológica, si se les antoja, vaya preparando más de 5 mil pavos para pagar cada unidad. Es decir, usted pone 100 carritos y la línea de pago del futuro WOwwww, paga medio millón de euros y ya tiene ahí su supermercado del futuro. Cosa que se pueden permitir un sector como el de los supermercados, que como todo el mundo sabe tiene unos márgenes estratosféricos.
Y luego está el hecho de que algún directivo egoista del sector pueda pensar que eso de gastarse 5 mil euros por carrito, con lo que se desgastan,los golpes, y todo eso, que hace que al poco tiempo están hechos unos zorros, como que no. Sin duda, ese directivo será una excepción, y la mayoría lo verán bien. Y no les importará que seguramente Amazon, que tiene la pantente, te recuerde que si quieres cambiar una ruedita del carro pues tienes que preguntarle que cuánto cuesta la broma.
También está el pequeño problema de los robos, y claro, como que dejar salir de una tienda un carrito de 5 mil euros, como que no, así que le toca al cliente sacar las bolsas del carrito y arrastrarlas con sus manitas hasta el coche. Aunque como le hemos pedido al cliente que se identifique al coger el carrito con su tarjeta de crédito, tarjeta de membresía de lealtad, licencia de conducir, carnet del Blocksbuster, o su código de PornoHub, pues si se extravía, él es el culpable y punto. Llamaremos a su casa, y le diremos: sabemos que usted es el culpable, porque tenemos el registro de que fue el último que compró con el carrito del futuro; es más, tenemos las cintas de vídeo que demuestran que usted salió del supermercado a las 17.37 con el carrito, y el carrito nunca regresó. Si nos devuelve el carrito del futuro en las siguientes 48 horas, haremos como si no ha sucedido nada, y pelillos a la mar. Si no lo hace, que sepa que sabemos dónde vive».,
Pero que no le despisten estos argumentos de este cenizo que firma este artículo. Es sabido que los principios de las tecnologías son caros, y que luego terminan «democratizándose» y en unos pocos años, unos chinos o unos hindues en los arrabales de Delhi, sacarán su copia del carrito del futuro, y podrá usted comprarlo en Aliexpress por unos 50 o 60 euros. Entonces tendrá su supermercado del futuro por unos cómodos 500 euros. Así que no se desamine, es solo cuestión de esperar a que los chicos y las chicas de los arrabales de Delhi estén atentos y saquen a relucir todo su talento imitador.
Ah, se me olvidaba, también es el «supermercado del futuro» porque está Alexa por los pasillos que te dice donde está el vino chardonnay, y eso mola mucho, sobre todo las 3 o 4 primeras veces que lo preguntas, luego…
Por tanto, y luego de leer durante un mes una pila de artículos con conclusiones definitivas de prestigiosos analistas, de oír aullidos de entusiasmo, de confesarme a mí mismo que quizá yo sea el único ser sobre el planeta Tierra que no veo en este plan B de Whole Foods la tienda del futuro. Es absurdo disentir: los tecnócratas y los analistas lo aseguran. Así que estamos ante el «supermercado del futuro». Punto.
Y finalmente están también los clientes que cuando salen del supermercado del futuro, dicen que el carrito era tan pequeño que apenas cabían dos bolsas, y que vaya fastidio porque quería hacer la compra de la semana, y que fallaba al escanear, porque Los productos frescos tienen un código numérico que debes ingresarse en el monitor del carrito. Luego, colocados en el carrito, éste pesa el artículo para dar el precio total. Y a veces tarda, o falla. (los clientes son seres extremadamente egoistas que solo piensan en sí mismos y mismas, y no se dan cuenta de que son unos privilegiados y privilegiadas que están asistiendo a los comienzos de una tecnología que, como es lógico, tiene sus fallitos). Y siguen: que si no sé qué, que si los precios de la pizza no eran muy buenos (quién narices puede pensar en los precios de la pizza cuando están ante la tecnología que cambiará la historia de los supermercados, pues creanme que sucede), que si el sushi no era nada del otro mundo, que no comprendían qué hacía una mesa con una exhibición con tablets Amazon en la sección de mariscos y en la carnecería, que casi que les gustaba más Whole Foods. Qué si los empleados no eran pocos, y no muy simpáticos . Y que había rupturas de stocks en muchas estanterías (una marca de la casa, de cuando Amazon le da por gestionar tiendas físicas), que bla, bla, bla… Ah, y que tampoco se veía mucha gente para ser las primeras semanas del supermercado del futuro y haber salido en todos los períodicos y revistas especializadas.
Eso sí las ofertas de pollo eran realmente atractivas.
Autor: Laureano Turienzo. Consultor & Asesor empresas retail
2017-2019: 200 conferencias con más de 50.000 asistentes de 15.000 empresa del Retail, y «one to one» con directivos de empresas líderes en 32 países.
He asesorado, o han contratado mis servicios de asesoría, 7 de los 10 principales retailers de Iberoamérica y más de 80 empresas e instituciones en estos 3 años. He ayudado a más de 100 empresas a su transformación estratégica
lturienzo@asociacion-retail.com
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